Después de dos años sin escribir realmente sobre la experiencia con Martín, he vuelto al ruedo.
Han pasado muchas cosas: Martín entra a hacer primero en el 2014, dura 3 meses porque detona a la profesora y no se lo aguantan más; se va para Alemania solo con la abuela en donde dura otros 3 meses, y allá cumple sus 7 años; regresa en agosto a estudiar en casa y se muere del tedio (le hace falta estar con más niños); en septiembre nace Samuel, su hermano, puro período de adaptación. En enero del 2015 entra a estudiar en un colegio distrital cerca de casa. Todo empieza muy bien, esta muy contento porque hay muchos niños y el colegio es grande, pero al mes se evidencian los problemas de comportamiento, a lo que la profesora decide promoverlo a grado segundo para que no se aburra dadas sus capacidades académicas y pensando que esto serviría para mejorar la conducta de Martín. Pasa a segundo y no mejora el tema del comportamiento, se hace peor. Le pega a sus compañeros, independientemente de si son niños o niñas por cualquier cosa. El colegio nos empieza a citar para tratar el caso de Martín y trabajar conjuntamente. Cada semana se repiten los casos de agresión y nos damos cuenta de la necesidad que tiene de aprender a manejar su parte emocional, así que entramos en la dualidad de sacarlo del colegio (para evitar que siga haciendo daño a otros niños y para "evitarle" situaciones de estrés), o dejarlo para que precisamente aprenda de esta experiencia con el fin de fortalecer su inteligencia emocional.
Ponerme ultra radical que no iba a ir al colegio, sólo ha servido para que él mismo haya pedido entrar a uno, y esta experiencia para evidenciar un problema o necesidad a resolver en la crianza de Martín, así como el espejo para resolvernos a nosotros como padres y como seres humanos. Han sido duros meses de aprendizaje mutuo en donde me he observado agudamente como madre, como mujer y como la niña que fui. Meses recayendo en el mismo comportamiento tanto Martín como yo; meses en los que he podido observar como el es mi propio espejo y como esas actitudes que me molestan tanto provienen precisamente de nosotros mismos.
Decidimos en este momento que nuestro hijo va a terminar este año en el colegio, pues esta experiencia nos esta mostrando las sombras del nuestra familia que debemos trabajar.
Ya son dos hijos los que vinieron a enseñarnos. Seguimos creciendo con ellos, viviendo y disfrutando de ver la vida con nuevos ojos, en la aventura de la vida en familia.
Este sitio está concebido con el objetivo de recopilar y organizar la información que nos ha servido para programar y dirigir la estimulación y así documentar el desarrollo del aprendizaje de nuestro hijo. El deseo de proveerle un ambiente donde pueda desarrollar lo más libre y, naturalmente, que sea posible las múltiples inteligencias que nos conforman como seres humanos
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miércoles, 29 de julio de 2015
La experiencia de escolarizar a Martin y otros demonios
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